En el competitivo ámbito de las relaciones laborales, proteger los derechos de los trabajadores frente a despidos injustificados es una prioridad. En este caso, la defensa consiguió que el Juzgado de lo Social nº 38 de Madrid declarase improcedente el despido disciplinario de un subdirector de Airbus, tras demostrar la falta de proporcionalidad y gravedad suficiente en los hechos imputados.
✔️ El origen del conflicto: un despido disciplinario por presunta manipulación del control horario
El trabajador, con más de 35 años de impecable trayectoria en Airbus y desempeñando un cargo de alta responsabilidad como subdirector de ingeniería de fabricación, fue acusado de manipular los fichajes de presencia de su esposa, también empleada de la compañía. La empresa calificó estos hechos como una «transgresión de la buena fe contractual» y procedió a su despido disciplinario.
🛡️ La clave del éxito: la estrategia de defensa del trabajador
La defensa del trabajador centró su estrategia en los siguientes puntos clave:
- Trayectoria intachable: Más de tres décadas de servicios sin antecedentes disciplinarios.
- Ausencia de perjuicio grave para la empresa: La empresa no acreditó un daño real ni efectivo derivado de los hechos.
- Principio de proporcionalidad: Se argumentó que, aunque pudieran existir irregularidades, no alcanzaban la gravedad suficiente para justificar la medida extrema del despido disciplinario, según la doctrina del Tribunal Supremo.
- Deficiencias en la carta de despido: La defensa demostró que la comunicación del despido no cumplía con los requisitos legales de concreción y claridad, afectando al derecho de defensa del trabajador.
⚖️ La sentencia: despido improcedente
El Juzgado estimó la demanda en parte, declarando improcedente el despido. La empresa quedó obligada a optar entre readmitir al trabajador en su puesto, abonando los salarios de tramitación, o indemnizarle conforme a su elevada categoría profesional y antigüedad.
🚀 Un caso que refuerza la protección del trabajador frente a despidos arbitrarios
Este éxito judicial reafirma que:
- No todo incumplimiento justifica un despido disciplinario.
- La buena fe contractual debe analizarse con proporcionalidad.
- El derecho a la defensa efectiva del trabajador es esencial en cualquier procedimiento disciplinario.